jueves, 8 de marzo de 2012

PRINCIPIO DE LA ALEGRIA

Las clases de educación motriz deben plantear situaciones vitales de permanente y dinámico desarrollo para los jóvenes y adolescentes, con variantes que les permitan vislumbrar a cada momento sus posibilidades personales como un maravilloso descubrimiento.
Estas sensaciones dependen de cómo experimentan el placer de moverse, de resolver  con éxito los problemas que se plantean y de tener la posibilidad de poner en juego sus capacidades funcionales.
Las actividades motrices deben ser un medio de gozo, seguridad y afianzamiento de la personalidad. Esto solo es posible en un clima de libertad, donde el educador oriente la disciplina y brinde oportunidades cada vez mayores de compartir responsabilidades por medio de la colaboración grupal.
Otro factor fundamental que demuestre- 'a necesidad de que exista alegría en las clases, es el de la dinámica motivacional: el placer por el movimiento permite una desinhibición por la cual los impulsos, la disposición y la permeabilidad para el aprendizaje, se aceleran y permiten una mayor eficacia en el trabajo; la alegría colabora en la obtención de mejores aprendizajes. A la vez, esto no se contrapone con la autodisciplina personal y grupal, para el logro de los objetivos de trabajo.
"Sin libertad, espontaneidad y alegría, la clase de educación del movimiento pierde su más íntimo y profundo contenido".

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